El «Golpe de Estado» que los golpistas llaman «guerra del gas»

15 de octubre de 2017
Guerra del Gas(Diario Las Américas) Bolivia cumplía 21 años de su retorno a la democracia en octubre de 2003 con una situación de violencia política extrema en torno a la ciudad de La Paz, que llevaría al triunfo a una conspiración que derrocó al Presidente Constitucional Gonzalo Sánchez de Lozada bajo la figura de “renuncia forzada”. En febrero de ese año ya habían intentado asesinar al Presidente en otra acción golpista de trágicas consecuencias, y en agosto el líder de la conspiración Evo Morales había roto el dialogo propiciado por la Iglesia Católica avisando la lucha final. Este proceso de conspiración, violencia y golpe de estado fue proclamado por los golpistas con el sofisma de “la guerra del gas”.

En Bolivia las crisis políticas cambiaron con el siglo XXI, se volvieron mas violentas, la conflictividad aumentó, tenía mas sostenimiento y recursos, movilizaciones mas largas y agresivas, retornó el discurso antiimperialista y anticapitalista, se buscaba la confrontación regional, se introdujo la confrontación racial, se multiplicaron las causas de descontento, los principales sectores de movilización violenta eran los cultivadores de coca ilegal-narcotráfico y grupos proclamados indigenistas del altiplano con influencia guerrillera del Perú. Era la cartilla del Foro de Sao Paolo.

Había sucedido un cambio transcendental: el régimen castrista de Cuba -la única dictadura de las Américas que hasta 1999 agonizaba en su “periodo especial” luego de extinguida la URSS- había recibido recursos con la llegada de Chávez al poder en Venezuela y había reactivado su aparato de intervención recreando el fallido plan de los 60 de expandirse en la región. La subversión castrista, antes guerrillera, se había puesto nuevamente en acción y terminaría liderando el movimiento bolivariano o Alba o socialismo del siglo XXI, las “dictaduras del castrochavismo”.

El año 2000 produjeron la “guerra del agua” y el “bloqueo del altiplano” contra el gobierno del Presidente Banzer. En octubre de 2001 Evo Morales como dirigente de los cultivadores de coca ilegal hizo la “masacre de Sacaba” durante el gobierno de Jorge Quiroga (que asumió el poder por un año por muerte de Banzer). La masacre de Sacaba fue el ataque criminal de Evo Morales contra soldados desarmados, que cuando los heridos eran auxiliados los cocaleros atacaron las ambulancias y los mataron; por estos crímenes Evo Morales que era diputado fue enjuiciado por Quiroga y separado de la Cámara de diputados a pedido del Jefe de la oposición Sánchez Berzain, pero pacto con el Ministro de Gobierno Leopoldo Fernández -hoy preso político- impidió que Morales vaya a la cárcel por 30 años.

Los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos modificaron dramáticamente la situación regional y mundial, pues EEUU volcó todo su interés, recursos y medios a las guerras en Irak y Afganistán dejando de lado los compromisos que había asumido y promovido con América Latina en materia defensa de la democracia, lucha contra el narcotráfico y cooperación económica para el desarrollo. En este contexto el golpe de estado de octubre de 2003 no fue el primero contra Sánchez de Lozada ni contra la democracia boliviana y tampoco en la región donde un presidente fue derrocado en Argentina y dos en Ecuador.

En enero de 2003 Evo Morales organizó bloqueos en la zona cocalera para paralizar el gobierno y perjudicar al pueblo, firmó acuerdos cuando fue derrotado y de inmediato volvió a conspirar. El intento de asesinato del Presidente en Febrero de 2003 -investigado por la OEA- permitió debilitar al gobierno mientras la conspiración crecía hasta que empezaron nuevos hechos de violencia y fuerza con el secuestro masivo de mas de 1.000 turistas nacionales y extranjeros producido en Sorata y la subsecuente emboscada armada a los turistas y a las fuerzas policiales y militares que los custodiaban de retorno a La Paz.

Civiles, miembros de la Policía y de las Fuerzas Armadas fueron atacados con armas de fuego, francotiradores y dinamita, la ciudad de la Paz fue sitiada, las carreteras interrumpidas; el gobierno constitucional aplicó la ley para cumplir su obligación de proteger al pueblo, los servicios públicos, las instalaciones estratégicas y la propiedad privada, y apareció el nombre de “la guerra del gas” como coartada, acusando a Sánchez de Lozada y su gobierno de querer “vender gas a Chile” y “exportar gas a los Estados Unidos por Chile”. Con participación de subversivos peruanos, de las FARC, operadores castristas y subversivos locales los golpistas, aplicaron la doctrina de “guerra revolucionaria” que instruye “promover muertes para acusar de las mismas al gobierno”.

Quebrada la democracia establecieron la denominada “agenda de octubre” fijando como objetivos la “asamblea constituyente”, “nacionalización de hidrocarburos”, “enjuiciamiento al gobierno derrocado”, “la liquidación de los partidos políticos tradicionales”…. y comenzó un nuevo periodo de facto en Bolivia con: los decretos de amnistía para la impunidad de los delincuentes de octubre de 2003, mientras Evo Morales enjuiciaba a los defensores de la democracia destituyendo los fiscales que rechazaron el juicio por falta de causa; la ley de reforma constitucional 2631 que falsifica la Constitución Política introduciendo la asamblea constituyente; la suplantación del ya ilegal texto de la constituyente con ley 3941; el fraude en el referéndum constitucional; fraudes electorales; desaparición del estado de derecho; toma de todos los poderes del estado; reelección indefinida de Morales….

Luego de 14 años, el golpe de estado que los conspiradores llaman “la guerra del gas” ha producido: el régimen dictatorial castrochavista de Evo Morales, la desaparición de la República de Bolivia, mas 20 masacres sangrientas; mas de cien presos políticos, mas de 1.200 exiliados políticos, la desaparición de la libertad de prensa, cientos de nuevos ricos, un narcoestado plurinacional, fuerzas armadas que rinden honores al invasor che Guevara… mentiras, infamias y corrupción.

Carlos Sánchez Berzain*

*Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy
www.carlossanchezberzain.com