En Colombia tienen una Corte Suprema de Justicia prevaricadora: Carlos Sánchez Berzaín

Por Vanessa Vallejo

El exministro boliviano, exiliado político, ahora director del Interamerican Institute for Democracy, Carlos Sánchez Berzaín explica por qué considera que la suprema Corte colombiana está prevaricando.

(Panampost.com) Cada vez se hace más evidente en Hispanoamérica que aquellos totalitarios que no logran el poder mediante las elecciones toman la justicia y consiguen con eso destruir al oponente y acumular incluso más poder del que gozan presidentes y legisladores elegidos vía democracia. En algunos países lo que se ve es una tiranía de las Cortes; jueces que deciden los caminos de un país yendo en contra de la ley y frenando decisiones tomadas por los otros poderes.

En el podcast de hoy conversamos con el exministro boliviano, exiliado político, ahora director del Interamerican Institute for Democracy, Carlos Sánchez Berzaín, sobre cómo la izquierda ha avanzado en la toma de la Justicia para destruir a la oposición y, sin haber ganado elecciones, decidir el destino de países en donde la gente ve impotente cómo unos jueces fallan a su antojo y en perjuicio de todo el país.

En Colombia, por ejemplo, la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional tomaron decisiones que llevaron a la liberación del narcotraficante de las FARC Jesús Santrich, quien está pedido en extradición acusado de narcotráfico por los Estados Unidos.

Para Sánchez Berzaín es claro que la autoridad colombiana creó las condiciones para la fuga de este delincuente, que como lo advirtió la mayoría de los colombianos, una vez puesto en libertad huyó hacia Venezuela, donde tiene el amparo de la tiranía de Nicolás Maduro.

El director del Interamerican Institute for Democracy señala a la Corte Suprema de Justicia de Colombia de ser una Corte prevaricadora; sus jueces han fallado contra la ley.

Hoy conversamos sobre el caso colombiano pero también sobre lo que ocurre en toda la región. Sobre cómo los totalitarios han tomado la Justicia para reprimir, perseguir y extorsionar a aquellos que son una piedra en el zapato para el avance del totalitarismo.