Democracia, dictaduras y corrupción

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Democracia, dictaduras y corrupción

La principal tarea de lucha contra la corrupción en la región es recuperar la democracia en estos países

    CARLOS SÁNCHEZ BERZAÍN*COLUMNISTAjue sep 11 2014 16:50

La democracia es el único sistema en el que se puede luchar contra la corrupción entendida como “el abuso de poder y/o de la función pública para obtener ventajas y beneficios personales o privados”. Los gobiernos no democráticos de América Latina, conocidos hoy como las “dictaduras del socialismo del siglo XXI”, instaladas en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, son regímenes establecidos con “corrupción de origen” y que solo pueden sostenerse con “corrupción de ejercicio”. Por eso la principal tarea de lucha contra la corrupción en la región es recuperar la democracia en estos países.

Los elementos esenciales de la democracia resumidos en el respeto a los derechos humanos, el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho, elecciones libres fundadas en el voto universal y secreto, un sistema plural de partidos y organizaciones políticas, y la separación e independencia de los poderes públicos, constituyen el fundamento de la lucha contra la corrupción. Dos signos vitales de la democracia son la “libertad de prensa” y la “opinión pública libre”, que solo existen en democracia, constituyen condiciones imprescindibles para prevenir, perseguir y sancionar la corrupción. Estos dos signos vitales son a la vez las últimas trincheras en defensa de la democracia.

Una dictadura es “un gobierno que bajo condiciones excepcionales prescinde de una parte, mayor o menor, del ordenamiento jurídico para ejercer autoridad en un país” y es también “un gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente”. Los gobiernos de Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua han hecho exactamente eso, pero además han creado su “propia legalidad” para violar los derechos humanos, controlar todo el poder, terminar con la liberad de prensa y perseguir a quien quieran.

La corrupción de origen es la que se produjo para lograr el control total del poder, con sucesivos actos que van desde el fraude electoral, la eliminación de los mecanismos de transparencia, la suplantación constitucional, hasta asegurarse la permanencia indefinida en el poder.

La corrupción de ejercicio es la que, ya con el control total del poder cometen a diario los gobiernos del socialismo del siglo XXI como parte lo imprescindible para mantenerse indefinidamente en el gobierno. Va desde la judicialización de la persecución política, grandes negociados, control del sistema financiero, centralismo, control de producción y precios, nuevos ricos, prebendas, opresión a la libertad de prensa, presos y exiliados políticos, opinión publicitada en reemplazo de la opinión pública, hasta el incremento del narcotráfico y la relación con el terrorismo internacional.

No es casual que de acuerdo a datos de “Transparencia Internacional” los gobiernos no democráticos de América Latina sean los con mayor grado de corrupción; es un importante indicador que esta Institución haya sido expulsada de Ecuador por el gobierno de Correa y no pueda trabajar adecuadamente en los otros países del grupo dictatorial. Conceptualmente la transparencia es lo contrario de la corrupción y es claridad, evidencia, responsabilidad, igualdad ante la ley, procesos públicos, sometimiento a control, rendición de cuentas, frenos y contrapesos. Transparencia es todo lo contrario a la concentración total e indefinida del poder.

La permanencia indefinida de los dictadores del socialismo del siglo XXI en el poder tiene como corolario la impunidad. Como estos jefes de estado están por encima de la ley y en ocasiones son la ley, no hay tema que los toque, no son susceptibles de investigación, de acusación ni de juzgamiento alguno, están literalmente “fuera de la ley”.

La observación de la realidad constata que: cuanto más democracia menos corrupción, más institucionalidad, vivencia del estado de derecho, mayor libertad de prensa, más transparencia, fuerte opinión pública, poca o ninguna impunidad; cuanto menos democracia o en dictadura sucede todo lo contrario, poca o ninguna institucionalidad, violación a los derechos humanos, crisis económica, hambre, escases, inseguridad, crisis, oscuridad, corrupción.

*Abogado y Politólogo. Director del Interamercian Institute for Democracy