CELAC: cumbre de la impostura

CELAC: Cumbre de la impostura

Cuba está gobernada por un régimen dictatorial donde no se respetan a los derechos humanos y las libertades fundamentales

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Carlos Sánchez Berzain
    CARLOS SÁNCHEZ BERZAÍNCOLUMNISTAjue ene 30 2014 17:46

Impostura es el “fingimiento o engaño con apariencia de verdad” y es eso lo que la dictadura castrista presidiendo la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) acaba de mostrarle al mundo en la cumbre presidencial de la Habana. Para constatar la impostura sólo es necesario comparar los postulados, declaraciones y conclusiones de la CELAC y de la reunión que termina, con los hechos y la realidad.

La Declaración de Caracas de 3 de diciembre de 2011 en la que se organiza la CELAC, establece como “valores y principios comunes: el respeto al Derecho Internacional, la solución pacífica de controversias, la prohibición del uso y de la amenaza del uso de la fuerza, el respeto a la autodeterminación, el respeto a la soberanía, el respeto a la integridad territorial, la no injerencia en los asuntos internos de cada país, la protección y promoción de todos los derechos humanos y de la democracia”. La declaración de La Habana de 29 de enero de 2014 que consta de 82 puntos, repite tales principios y agrega que “la CELAC se asienta en… la protección y promoción de todos los derechos humanos, el Estado de Derecho en los planos nacional e internacional, el fomento de la participación ciudadana y la democracia”

La dictadura castrista anfitriona de la Cumbre, no respeta el derecho a la vida, a la libertad, a la seguridad de las personas; tiene establecidos sistemas de servidumbre, cárceles con presos políticos, millones de exiliados; no reconoce la igualdad ante la ley; ha procedido en los mismos días de la Cumbre a detenciones arbitrarias, ha impedido reuniones, realizado injerencias en la vida privada, impedido el derecho de circular libremente, evitando incluso que dignatarios visitantes puedan reunirse con ciudadanos cubanos. Antes, durante y después de la reunión de la CELAC, el gobierno de Cuba ha violado por lo menos los artículos del 1 al 15 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Cuba está gobernada por un régimen dictatorial del que Raúl Castro se ufanó al ironizar a un comentario del Presidente de Chile, quien le había recordado que la presidencia de la CELAC era por un año y no por más de 50. No se respetan a los derechos humanos y las libertades fundamentales, no se ejerce el poder con sujeción al estado de derecho, no existen elecciones libres, no hay división ni independencia de los poderes públicos, todo el poder está concentrado en el dictador. Se violan los derechos humanos y se proclama su respeto, no hay democracia y se la invoca. Se violan los elementos esenciales de la democracia establecidos en la Carta Democrática Interamericana firmada el 11 de septiembre de 2001 por todos los Estados que invitados por Cuba asistieron a la reunión de La Habana, y el Secretario General de la OEA está presente, aplaudiendo.

Las Naciones Unidas ha establecido en agosto de 2004, en el “Informe sobre el Estado de Derecho y la Justicia” que “Estado de Derecho se refiere a un principio de gobierno según el cual todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a unas leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos humanos”. Esto no existe en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, y el Secretario General de la ONU está en La Habana de la mano del dictador, sin recordar este principio ahora proclamado por quienes lo ignoran y vulneran.

Durante la reunión de la CELAC, la dictadura impidió el II Foro Democrático en Relaciones Internacionales y Derechos Humanos convocado en paralelo. El Director del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL) Gabriel Salvia de nacionalidad argentina, uno de los organizadores del foro, fue detenido en el aeropuerto de La Habana y expulsado a El Salvador. La Presidenta de Argentina se olvidó de su nacionalismo y no dijo nada sobre el abuso a su compatriota. Los presidentes democráticos ignoraron estos y otros atropellos para terminar declarando a la región como de “PAZ”. Tal vez también ignoran que Benito Juárez enseñó que “el respeto al derecho ajeno es La Paz”.

Cuando los ilustres visitantes salen de Cuba, quedan los presos políticos, los apaleados y amenazados; queda vulnerada la libertad de prensa que no pudo entrevistar a ningún cubano que reclama por su libertad; queda la pobreza y la desigualdad producida por la dictadura castrista. Nada ha cambiado, sólo han sido más declaraciones en unos días de impostura.