Los incumplimientos de la OEA

DIARIO DE LAS AMERICA
Publicado el 06-29-2013

Por Carlos Sánchez Berzain

 

Hay que transcribir los textos para recordar a la Organización de Estados Americanos y al mundo entero el contenido del Art. 3 de la Carta Democrática Interamericana que enseña: “son elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos”.Los hechos en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y otros países del denominado socialismo del siglo XXI, acreditan que estos elementos esenciales de la democracia no existen, que no son democracias, que se han convertido en dictaduras donde el gobernante está por encima de la ley y que han terminado con el estado de derecho. Basta revisar las listas de perseguidos, presos políticos y exiliados, la liquidación de la libertad de prensa y de expresión, el fraude electoral, la concentración de todo el poder en manos de sus dirigentes y el uso del poder judicial como una nueva versión de policía política.

Lo descrito forma parte de la crisis de legitimidad y credibilidad que tiene la Organización de Estados Americanos, agravada ya que además de ignorar la violación a la democracia en los países mencionados, la OEA y específicamente su secretario general, evitan cumplir el mandato del Art. 18 de la misma Carta Democrática que expresa: “cuando en un Estado Miembro se produzcan situaciones que pudieran afectar el desarrollo del proceso político institucional democrático o el legítimo ejercicio del poder, el Secretario General o el Consejo Permanente podrá, con el consentimiento previo del gobierno afectado, disponer visitas y otras gestiones con la finalidad de hacer un análisis de la situación. El Secretario General elevará un informe al Consejo Permanente y éste realizará una apreciación colectiva de la situación y, en caso necesario podrá adoptar decisiones dirigidas a la preservación de la institucionalidad democrática y su fortalecimiento”.

La complacencia y subordinación del secretario general al socialismo del siglo XXI estaría llegando al punto en que ni siquiera ha pedido o intentado pedir el consentimiento de los gobiernos de Venezuela, Ecuador, Bolivia… para hacer un análisis de la situación. Todo lo contario, respalda y apoya incondicionalmente los actos de tales gobiernos que violan los elementos esenciales de la democracia. Parecería la constatación del precio a pagar por el apoyo político que ha permitido su llegada y reelección en el cargo.

El Art. 19 de la Carta Democrática establece que: “la ruptura del orden democrático o una alteración del orden constitucional que afecte gravemente el orden democrático en un estado miembro constituye, mientras persista, un obstáculo insuperable para la participación de su gobierno en la sesiones de la Asamblea General… y demás órganos de la organización”. Y en este caso no se necesita consentimiento previo del gobierno, ya que es el gobierno quien rompe el orden democrático y altera el orden constitucional. Pero al parecer este mandato no es parte de las lecturas de los funcionarios de la OEA.

Cuando la opositora venezolana María Corina Machado denuncia la traición de Latinoamérica a su país, está reclamando la violación de principios universales y de normas jurídicas suscritas por todos los países americanos, reclama la aplicación del derecho. El tema es que Venezuela no es la única traicionada, junto a ella están los pueblos de Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Cuba por lo menos, presenciando como los funcionarios de la OEA mantienen sus posiciones en la burocracia política internacional a costa de tratar como democracias a las dictaduras del siglo XXI.

Abogado y Politólogo. Director del Interamerican Institute for Democracy.