Sobre la recarga de Evo Morales

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 Publicado el jueves 31 de deciembre del 2009

CARLOS SANCHEZ BERZAIN

Eduardo Ulibarri se ha referido en un artículo reciente a la situación de Bolivia después de las elecciones recientemente celebradas [ver La recarga de Evo Morales, Perspectiva, 16 de diciembre].Es ponderable la exhortación a que Morales practique una auténtica democracia que no consista sólo en elecciones, sino «en un conjunto de garantías individuales y civiles, certezas institucionales, respeto a la oposición y a la independencia de diversos actores sociales» y su reclamo a superar la exclusión y mejorar las condiciones de vida de la población a través del crecimiento económico.Sin embargo, el autor parte para su análisis de los datos oficialistas del proceso electoral como si estos estuvieran libres de cuestionamientos. Muchas voces se han alzado denunciado el progresivo deterioro de la democracia en Bolivia y las propias páginas de El Nuevo Herald han registrado noticias sobre el exitoso desarrollo del proyecto ALBA en Bolivia que llevaron a la sustitución constitucional para permitir la reelección presidencial.

Las elecciones de Bolivia son el resultado de varios años de maquinaciones y ruptura constitucional e institucional; del destrozo deliberado del sistema de partidos políticos y la persecución de líderes políticos y sociales; de la criminalización de la actividad política opositora por medio de juicios, exilio y amenazas. Todo ello con la directa intervención de Venezuela y Cuba.

Estas elecciones son el punto de no retorno que liquida la democracia en Bolivia. Estas fueron las «elecciones de Evo», con la «Constitución de Evo» y se consolida la «mayoría absoluta de Evo».

La democracia boliviana se afectó desde el derrocamiento del presidente Sánchez de Lozada en octubre de 2003. Cuando Evo Morales llegó al poder, la intervención cubano-venezolana se hizo directa y la franquicia autoritaria empezó a ejecutarse implacablemente hasta conseguir la sustitución de la Constitución.

El proceso electoral de 2009 está marcado por el fraude: un llamado padrón biométrico que reportó un incremento aproximadamente 40% del padrón electoral en un año y facilitó la trampa a favor de la candidatura de Evo; una campaña oficialista millonaria; atentados permanentes a la libertad de prensa; el control sindical cocalero que evitó el desplazamiento de candidatos de oposición; el voto comunitario inducido desde el gobierno que constituyó la abolición lisa y llana del voto individual y secreto; las flagelaciones a opositores como al dirigente indígena Marcial Fabricano y el enjuiciamiento criminal de candidatos contrarios al gobierno, mediante el engendro de conspiraciones contra líderes no sometidos al oficialismo.

Considerar estos antecedentes resulta imprescindible para entender la verdad de que la votación del 6 de diciembre pasado, además de la recarga autoritaria de Evo, fue sólo la culminación de la liquidación de la democracia en Bolivia.

Abogado, ex ministro y

ex parlamentario boliviano.

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